Imagínate que unos días antes del 24 de diciembre llaman a tu puerta, ding dong. Cuando abres encuentras un(a) sonriente repartidor(a) que trae una pesada caja. Te sorprendes porque no recuerdas haber pedido nada ni tener ningún paquete pendiente. Confirmas tu nombre, quizá hasta firmes un recibo y arrastras el paquete hacia el interior.
¿Qué es esto? No reconoces el remitente.
La caja es enorme y no se puede quedar en mitad del pasillo. Así que te armas con unas buenas tijeras y te pones manos a la obra.
Cortas la pegatina que protege los cierres de la caja y la abres. ¡Oh sorpresa! Casi no te lo puedes creer…
Ante tus ojos, una maravillosa cesta de mimbre decorada con espumillón y repleta de productos típicamente navideños. Vas sacando las cosas con cuidado mientras sonríes excitada ante la perspectiva de compartir con tu familia todos esos manjares.
Hay varias botellas de vino y una de aceite de oliva virgen, tres tabletas de turrón, mermelada de naranja, miel de flores y eucalipto, crema de olivas negras y un buen bote de bonito en aceite de oliva.
Bajo todos esos productos encuentras una tarjeta:
Muchas gracias por tu trabajo.
Es un placer contar contigo en la empresa.
Tus jefes.
Acabas de recibir una “cesta navideña” o “aguinaldo”. Esta tradición romana, que se recuperó en España a principios del siglo XX, tiene dos variantes. En la primera, los empleadores mandan cestas (o cajas) a sus empleados como reconocimiento a su labor en la empresa. En la segunda, las empresas mandan estos regalos a sus mejores clientes para agradecerles su fidelidad y desearles unas felices fiestas.
En Kaiser Selection preparamos estas cestas para obsequiar a tus clientes, trabajadores o, incluso, amigos. Imagina la cara de sorpresa y la sonrisa que pondrán cuando lo abran; o mejor, la felicidad al probar cualquiera de estos sabrosos productos. Escríbenos y lo preparamos juntas.